domingo, 30 de noviembre de 2014

Localismos

Cuando vayamos a una playa en la que no hemos estado anteriormente hay que tener en cuenta los siguientes factores:

1. La playa en sí: Es un lugar nuevo que no conocemos. Hay que haberse informado antes sobre si hay fuertes corrientes, si es de roca, arena, si es urbana o no, etc.

2. Las olas: Si rompen de derecha, o de izquierda. El tamaño, la frecuencia de las series...

3.Locales: son las personas asiduas a esa playa y que por alguna razón se creen los dueños de ella, y NO LO SON. LAS PLAYAS SON ESPACIO PÚBLICOS, PARA TODOS.

En este post me centraré en este último punto, los locales. De base tiene que haber un respeto por nuestra parte que es la primera vez que vamos a esa playa y no la conocemos. Y por la suya, porque como he dicho, es un sitio al que no hemos ido anteriormente y necesitaremos unos momentos para adaptarnos y ver cómo funciona la cosa.

Lo mejor es ir a disfrutar del surf, es lo primordial. Y evitar problemas. No por ello tenemos que comportarnos como pardillos y dejar que los locales intenten mangonearnos. El verano pasado estaba surfeando en Cantabria, en "Latas", es la curva de la playa entre Loredo y Somo. Era una tarde de agosto muy agradecida la verdad. Buenas olas, con una altura asequible para quienes llevábamos surfeando unos añitos, pero que a los más experimentados/as les permitía sacarles el máximo partido. Además las series eran buenas,venían ordenadas y con la punta definida. Aunque eso sí, el tiempo de espera entre serie y serie se hacía a veces interminable.

Acostumbrada a surfear en Zahara de los Atunes (Cádiz), que somos de 5 a 8 personas con tablas, y nos tenemos problemas entre nosotros. Solo buen rollo y con confianza pues nos quitamos las olillas así entre risas, me quedé asombrada al ver tantísima gente. 

Hay una norma básica, basiquísima, y es de prioridad. La persona que primero coge la punta de la ola y se pone en pie es "su" ola. Estaba cogiendo alguna ola, relajadamente sin problemas. Y de repente en una de las olas que me disponía a coger, estaba prácticamente en pie. Había mirado antes a ver si venía alguien y no vi a nadie. Cuando estaba prácticamente en pie oigo que desde la derecha alguien grita "¡CUIDADO!". Miré y vi a un hombre con cara de muy pocos amigos. Me bajé de la ola, pero era demasiado tarde para ello y me revolvió. A él también. Cuando saco la cabeza del agua y respiro, lo primero que hago es disculparme con él que no le había visto. Y recibí una respuesta nada agradable "MIRA ANTES, IMBÉCIL". 

Mi reacción fue tumbarme de nuevo en la playa y alejarme. No me interesaba nada en absoluto estar cerca de personas que por un pequeño malentendido la líen tanto y falten el respeto. 

Veo el surf como una forma de desconectar de todo. Mi mente reproduce las olas. Mi cuerpo siente las ondas y toma su forma. Y durante el rato que estoy dentro del agua no existe más que eso, AGUA. Surf para mí es sinónimo de placer, disfrutar, tranquilidad, adrenalina. 

No sé si aquél tío tan "simpático" era local o no. Pero tenía toda la pinta. Desde luego no todos los locales son así, ni por asombro. 

Pero, las olas no escasean. No son de petróleo, no se van a agotar. Hay olas más que de sobra para TODOS Y CADA UNO DE NOSOTROS.

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